Nací el  6 de octubre de 1988, en la región del Maule, Chile. He trazado un camino artístico único que surge de una profunda búsqueda interior. Inicialmente, me encontré atrapada en el camino predefinido de la kinesiología, una carrera impuesta por mis padres. Aunque respetable, este camino no resonaba con mi verdadera pasión, sumiéndome en una oscuridad emocional. Inesperadamente, la pandemia me brindó la oportunidad de cambiar mi rumbo. En medio de la depresión, un giro del destino me llevó al arte, un refugio inesperado que iluminó mi vida con la pasión que anhelaba.

En mis primeros pasos creativos, carecía de una identidad artística definida. Al cumplir 30 años, una pregunta transformadora de mi esposo actuó como catalizador: “¿Qué te gusta hacer?” Esta simple pregunta desencadenó una revolución interna, llevándome a descubrir una pasión oculta por el tejido. Este acto cotidiano se convirtió en un lienzo donde liberé emociones reprimidas y exploré mi yo más íntimo. Este giro transformador marcó el comienzo de un viaje de autodescubrimiento artístico, donde desafié los moldes establecidos del arte convencional. A medida que moldeaba mi propio ADN creativo, dejaba una huella única en cada obra.

Motivada por el deseo de conectar profundamente con la audiencia, busco crear experiencias artísticas sensoriales que fusionen el arte con la ciencia, con una visión rupturista y un impulso creativo ardiente. Mi infancia marcada por la privación emocional y mi experiencia como kinesióloga me han dado una aguda percepción para percibir emociones auténticas, convirtiéndose en la inspiración que alimenta mis creaciones.

Mi objetivo es crear piezas provocativas, obras que agiten y despierten emociones profundas en los espectadores, explorando la sorprendente simplicidad de la emoción humana en su forma más cruda. En medio de la pandemia, el cambio al arte no solo marcó un punto de inflexión en mi carrera, sino un renacimiento personal.

Mi primera obra, “Mundo Cuántico”, generó gran interés en las redes sociales y llegó al público europeo, lo que me permitió ser seleccionada para participar en el festival Mundial del tejido “Yarn Bombing trivento” en Milán. Desde entonces, se inició una importante conexión de mi arte con Italia.

Con la firme intención de dar un paso más importante en mi carrera, postulé a la XIV Bienal de Florencia en octubre de 2023, donde fui seleccionada para participar en el evento. Durante esta exposición, mi trabajo llamó la atención de los curadores de la Fundación Effetto Arte, quienes decidieron otorgarme el prestigioso Premio Internacional Botticelli el 20 de enero de 2024, así como el premio internacional Leonardo Da Vinci el 13 de abril de 2024 y el premio internacional Phoenix de las Artes el 13 de junio de 2024. Todo esto ocurrió con solo 3 años de experiencia en el arte, a la edad de 35 años.

Me presento como una artista rebelde, desafiando los límites establecidos y transformando lo ordinario en una experiencia extraordinaria. Mi rápido ascenso es un testimonio de mi constante búsqueda de innovación y mi capacidad para transmitir emociones a través de mi arte, encontrando así el significado que tanto anhelaba en mi vida.